miércoles, 28 de diciembre de 2011

¿Cómo organizar los regalos de Papá Noel y Reyes para los niños?

Según algúnos psicólogos, un niño no debería recibir más de tres regalos a la vez.
En estas fechas, y en estos tiempos en que tendemos a saturar a los niños con demasiados regalos, sugiero este artículo.
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Los Reyes Magos, Papá Noel, Olentzero(*)... Estas fechas están llenas de tradiciones, encuentros con la familia y sobre todo, llenas de regalos.
Los niños muchas veces se ven desbordados con tantos familiares y visitas, y no tienen tiempo para asimilar todos los juguetes que reciben en Navidad. Sólo unos pocos regalos captan su atención desde el principio y otros se quedan en el olvido, despreciados y almacenados en algún lugar de nuestras casas. Con frecuencia los niños reciben varios modelos del “juguete de moda”, pero se quedan cortos de otro tipo de cosas, que necesitan más, aunque a veces los adultos lo olvidemos. Además, los padres y familiares, unos años les desbordamos con regalos y otros reducimos considerablemente el número total de paquetes.
En estos días los niños generalmente se descontrolan al no tener un horario tan estructurado como cuando van a clase, y además están rodeados de familia que no ven con frecuencia, tienen visitas constantes en casa o van ellos a casa de abuelos, tíos y primos. Pero el momento culminante de las Navidades… llega con los regalos.
Recibir en un mismo día una cantidad tan grande de estímulos puede sobreexcitar a los niños y generalmente esta situación sobrepasa su capacidad de control, aunque esto es completamente normal. Es como si a nosotros, los adultos, nos regalaran una casa, un coche y además nos tocara el gordo de Navidad. ¡Todo en el mismo día! Sí, es una felicidad inmensa, como la que sienten los niños en estos días, pero lógicamente abruma. Por esta razón, no nos debe extrañar que los niños no duerman bien por la noche o que estén especialmente rebeldes la víspera de Navidad, antes de la llegada de Papá Noel, o la noche de Reyes.
Para los padres es difícil controlar los excesos de estos días,pero aquí os mostramos algunas ideas básicas sobre los regalos de Navidad y Reyes para los niños.

1. Tener una idea de cuánta gente va a regalar cosas a nuestros hijos estos días, y así no regalar en exceso. Se trata de evitar que el niño se junte con una cantidad demasiado grande de regalos.
2. Saber qué regalos van a recibir. Podemos sugerir regalos a los tíos, abuelos, primos y hacerlos complementarios a los nuestros. Así les facilitamos en parte la labor a ellos y evitamos las repeticiones y recibir regalos de escaso interés.
3. Variar el tipo de regalos que van a recibir entre juguetes de casa, juegos de exterior, libros, canciones, material de papelería, etc.
4. Rotar los juguetes. Una vez que hayan abierto los regalos, probad a dejar fuera de vista unos cuantos e irlos sacando más adelante (semanas o meses después). No se trata de esconderlos sino de facilitar que utilice primero los que más le hayan sorprendido y, a medida que se canse de esos, poder “estrenar” otros.

Autora: Ainhoa Uribe; http://www.secretosdeunamadre.com/2011/12/22/organizar-regalos-papa-noel-reyes-magos/

(*)Nota de Elena Sánchez: Según Wikipedia, Olentzero es un personaje navarro de la tradición navideña vasca. Se trata de un carbonero mitológico que trae los regalos el día de Navidad en los hogares del área geográfica y cultural denominada Euskal Herria, conformada por el País Vasco y Navarra y el País Vasco francés.
En Galicia, tenemos también nuestro propio personaje navideño: “O Apalpador”. De nuevo y según Wikipedia, es una figura mítica de un carbonero que según la tradición baja a tocar el vientre a los niños para ver si han comido suficientemente durante el año, dejándoles un montón de castañas, eventualmente algún regalo y deseándoles que tengan un año nuevo lleno de felicidad y comida.

Hamburguesa de niños

Esta foto la hizo mi primo Isidro mientras algunos de los niños que se juntan en su casa veían la tele: Por lo visto, los críos le llaman así: "hamburguesa de niños". Parecen estar super cómodos y muy calentitos...

Foto: Isidro S. Couto; publicado en Facebook.

domingo, 18 de diciembre de 2011

La felicidad es correr muy, muy rápido con tus amiguitas de la mano...; 2011, 14 de diciembre

María está en el último curso del 1º ciclo de infantil. Anteayer la llevé, como siempre, al “cole” y llevamos a cabo una vez más, la rutina de todos los días: quitar abrigo, dejar sólo prendas ligeras por la alta temperatura, poner mandilón y dar beso o abrazo de despedida (recibir el uno o el otro, y alguna vez no recibir nada, depende de su afán por incorporarse a la actividad que estén realizando los demás niños). Dado que ese día, esta servidora tenía que realizar varios desplazamientos, habíamos ido en coche. Para volver al mismo, deshice el recorrido: rodeé el edificio, y tomé el camino paralelo al gran patio interior del recinto. La pared del patio está acristalada en su gran parte, por lo que éste se puede ver desde fuera. Reconocí enseguida a los niños de la clase de María. Obviamente, en el breve intervalo transcurrido desde nuestra despedida, había llegado el turno de salir al patio a los de su clase. Cuando llegaba al final de la cristalera, distinguí a mi hija en el medio de dos niñas. Las tres estaban agarradas de las manos: una, (su “mejor amiga” desde hace mucho); la otra (era “mala” el año pasado porque “pegaba”, pero este año “ya no pega y es su amiga también”). No pude evitar parar y girarme para mirar: Las tres sonreían y gritaban exultantes mientras atravesaban el patio a todo correr sin soltarse. Fijé mi atención en la expresión de María… (Un inciso: A María le encanta correr desde siempre, pero por seguridad no se lo dejamos hacer, ni con la frecuencia ni a la velocidad que le gustaría; además, desde hace poco, le encanta interactuar y jugar con niños de su edad). No pude evitar sonreír: La cara de mi hija era el reflejo de lo que debe ser la felicidad… Correr tan rápido con sus “mejores amigas” agarradas de las manos: ¡qué maravilla!.
Rememorándolo ahora, no puedo evitar pensar: ¡Qué pena hacerse mayores!, y sobre todo: ¡que pena que dejemos de buscar la felicidad en cosas intrascendentes!... Bueno, rectifico: ¡qué pena que nos esforcemos en buscar satisfacción en cosas materiales o supuestamente importantes!. Para mí, después de muchas vivencias, la auténtica felicidad está en cosas pequeñitas, en cosas con escaso valor en términos económicos y que no cotizan en bolsa…

jueves, 15 de diciembre de 2011

Reunión de presentación: "Tempo de lecer en inglés"

Hoy fui a una biblioteca de mi ciudad para asistir a la primera reunión de una actividad todavía en proyecto: La idea es proporcionar un espacio a los padres que hablamos en inglés a nuestros hijos para que los peques puedan interactuar con otros niños en ese idioma. La biblioteca nos ha puesto en contacto, proporciona las instalaciones y ofrecen su apoyo puntual, pero dejan que el peso de la actividad lo lleven los padres. No éramos muchos, pero sí suficientes y motivados. Fue interesante: el intercambio de experiencias, comprobar los resultados y las técnicas de los otros; pero sobre todo, conocer a otros padres "tarados" que, al igual que yo, pretenden ser los principales "motores" para que los críos aprendan otras lenguas desde pequeñitos. Para empezar, me recomendaron una página que he estado ojeando y asimismo recomiendo: http://multilingualchildren.org/

domingo, 11 de diciembre de 2011

“Papi, ven pronto; 2011, 10 diciembre

Esta mañana, sábado, mi marido salió de casa a hacer unas gestiones. Estando fuera, María recordó que quería coger la chocolatina de hoy en el calendario de adviento. Ese calendario se lo regalaron y decidimos utilizarlo como forma de motivación para que desayune, se vista y se lave los dientes sin eternizarse: es decir, puede abrir la ventana del calendario y coger la correspondiente chocolatina si ha hecho las cosas en un período de tiempo razonable. Como su papá la había cuidado por la mañana, le dije que tenía que preguntarle a él si podía cogerla. Ni corta ni perezosa, abrió la puerta de la calle y grito: “Papi, ven pronto”; como podéis imaginar, su papá estaba bastante lejos y no podía oírla y así se lo dije. De allí a un rato como papi tardaba, volvió a repetir la operación: de nuevo abrió la puerta y gritó: “Papi, ven pronto”. Yo decidí sin decirle nada, echar la palanca de seguridad que tenemos para impedir que pudiese abrir la puerta del todo y salir de casa sin que me diese cuenta.
De allí a un rato, la veo coger su sillita pequeña, ponerse de pie en ella y quitar la palanca. Al darse la vuelta, me encontró mirando para ella y me dijo a modo de recriminación: “Así papi no puede entrar”. Y de nuevo abrió la puerta y volvió a gritar lo mismo.
Como la había visto por primera vez a ella sóla quitar la palanca de seguridad, me asaltó la duda de si era realmente ingenua y no se daba cuenta de que papi no la oía, o si sencillamente buscaba salirse, una vez más, con la suya. Decidí dejarlo correr… Papi, aunque no la había oído, vino pronto y sí, le dejó coger la chocolatina.

viernes, 9 de diciembre de 2011

"Eran velliños y se mataron"; 2011, 13 de noviembre

Mi marido y yo fuimos a hacer una visita a casa de mis padres.
Estaban allí la madrina de María, mi hermana Mª Jesús, que se había llevado a la niña un poco antes de ir nosotros, y, por supuesto, los abuelos.
Estuvimos pintando un librito para colorear un buen rato y en un determinado momento, ya cansada de esa actividad, María cogió dos cuadros que estaban relegados a un lado de la mesa donde pintábamos. Los dos eran fotos de hacía ya tiempo. En uno, un retrato de mis abuelos paternos; en el otro, un grupo numeroso de personas: mis hermanos y yo de pequeños, mi madre y mis abuelos maternos, entre otros.
Le pregunto a María si reconoce a mamá en esa foto, y, como no me reconoce, le voy preguntando si conoce a sus tíos Mano, Yolanda, Bea y a la madrina. Veo la sorpresa en sus ojos cuando le digo que el tío Manolo es el niño pequeño, que Yoli es la niña pequeña, y cuando le señalo a mamá, a la madrina y a la abuela. Al final, ya es capaz de reconocer ella, por sí sóla, a la tía Bea y parece entender la idea de que la foto es de hace mucho tiempo y de que, por esa razón, la gente ha cambiado tanto.
Sin embargo, me aventuro a ir más allá y le hablo de mis abuelos: le explico que los señores mayores son mis abuelos porque yo, igual que ella, tengo también abuelos: dos abuelos y dos abuelas. Tras un rato, parece haber asimilado la idea. Ayuda, supongo el hecho de que recientemente, dedicamos algún tiempo a explicarle que el abuelo José y la abuela Lolita son los papis de papá y la abuela Carmen y el abuelo Manolo los papis de mamá; (explicación que por cierto, le produjo bastante grado de perplejidad).
Así, cuando parece haber entendido que esos señores mayores son mis abuelos, le digo: “Pero ya no están. Eran viejitos y se murieron…”.
No dice nada, supongo que está asimilando lo que le acabo de decir… De allí a un momento, dice convencida y con una sonrisa con la cual parece querer darnos su versión del fenómeno que acaba de aprehender: “Eran velliños y se mataron”.
Matizo: “No, corazón, se murieron. Son cosas distintas”.

Más tarde de camino a casa, mi marido, la madrina, yo y la niña, rememoramos el diálogo entre sonrisas: “Eran velliños y se mataron”, repito yo en voz alta. Mi hermana, que habla gallego todo el tiempo, corrige en alto para que la niña lo oiga: “Morreron”.
María, que está siendo educada en el uso de tres lenguas, (gallego, español e inglés), y que, como es lógico, las mezcla un poco, corrige a su manera: “Se morreron”, y a continuación lanza una pregunta difícil: ¿Y dónde están?. Yo, que soy creyente aunque no muy practicante, pero que deseo educarla en la religión cristiana, le contesto: “En el cielo”, a la vez que lo señalo con la mano. La niña me mira y no dice nada…

Yo veo confusión en sus ojos, y esa confusión y su silencio me llevan a pensar lo inaccesible que debe ser para una niña de dos años ese concepto que acaba de serle transmitido. A continuación, me digo a mí misma: “Suficientes mensajes complicados por hoy. Esperemos a la próxima vez que pregunte al respecto”. Y seguimos caminando hacia casa…

"El cielo está pegado"; (Verano 2011)

"El cielo está pegado". Cuando mi hija pronunció esta frase, pensé: "Tengo que empezar a poner estas cosas por escrito antes de olvidarlas por completo". Y el contexto en que la pronunció fue éste:
Íbamos en coche mi marido, nuestra hija María, y yo. Mi marido conducía y yo iba sentada en los asientos de atrás al lado de la niña. Íbamos a visitar a mis suegros que tienen una casa en zona de mar. Estábamos muy cerca de su casa y circulábamos por una pequeña carretera que bordea el mar . Había muchas casas a los lados, pero entre los tramos de casas y de árboles se podía ver el mar. Estaba oscureciendo, y en el horizonte, el límite entre cielo y mar parecía un tanto difuso.

Yo llamaba la atención de la niña sobre las cosas que se podían ver desde su ventana. Durante los últimos días, habíamos comentado ella y yo que el sol estaba en el cielo durante el día, pero que durante la noche salía la luna. María conocía bien al sol puesto que lo veía todos los días. Sin embargo, parecía un poco perpleja con la luna porque, después de todo, es esa cosa que sale por la noche, cuando ella y los demás niños tienen que ir a acostarse.
Si no recuerdo mal aquel atardecer, ella señaló al cielo diciendo que era el mar. Entonces yo le repetí la “lección” de los días anteriores y le dije algo así como: “No, ése es el cielo. Lo que está arriba es el cielo y lo que está abajo es el mar; en el cielo está el sol durante el día y durante la noche el sol se va y sale la luna. Y le repetí para mayor claridad: “Lo que está arriba es el cielo, y lo que está abajo es el mar”. Ella calló y, pasados unos segundos, afirmó satisfecha, con tono de convicción: “El mar está pegado”.
Y en cierta forma, creo yo, no le falta razón…

martes, 6 de diciembre de 2011

Presentación

Hola.
Soy filológa y traductora por formación, y es en esos campos donde he desarrollado gran parte de mi experiencia laboral. Sin embargo, una de mis aficciones favoritas siempre ha sido la de escribir. Aunque me encanta todo lo relacionado con los campos de enseñanza de idiomas y traducción, soy, digámoslo así, una periodista frustrada... Además, y dado que siempre antepuse mi actividad laboral, soy además, madre tardía. Voy al grano: tuve una niña hace casi tres años y descubrí lo maravilloso que puede ser la maternidad y lo encantadores, (¡y agotadores!), que son los niños...
Mi niña, (debería decir, nuestra niña), hará tres años en enero. El tiempo desde que nació ha pasado volando... Nos habían dicho que pasaría, y es cierto... No hace nada era un bebé y ahora ya es "una niña grande" que intenta afirmar su independencia, al tiempo que nos proporciona momentos maravillosos y nos vuelve un poco locos...
Llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de poner por escrito algunas de mis experiencias, pero no es fácil quitar tiempo... Hoy doy el primer paso.