Se
lo pasó bien y salió contenta.
Ya por la tarde nos preguntó si al día siguiente podía ir al
otro cole... Nos intentó convencer de lo mayor que era. Su argumento: que ya
había hecho varias cosas en el cole de mayores. Digo yo que dado que sólo
estuvo hora y media, no le daría tiempo a tanto…
Nuestra hija es atómica: ¿Por qué tiene tantísimas ganas de
ser mayor? Nuestros intentos de convencerla de que ser "mayor" es
aburrido, (porque los mayores tienen que trabajar para ganar dinero), no tienen
casi ningún éxito...
Segundo día de cole: “Habemus” amiga imaginaria.
María vino hablando de Flora, una niña que estaba en el cole
nuevo, y que según ella había conocido
con Irene, su mejor amiguita de la guardería, en el cole de baile.
Conocemos perfectamente a Irene, pero sabemos perfectamente
que no hubo ninguna Flora, y aunque sí hubo sesiones de baile en la guarde,
tampoco hubo cole de baile. Como yo ya había leído algún artículo sobre el tema
de los amigos imaginarios, no nos preocupamos: De acuerdo con lo leído, que
un niño se invente un amigo imaginario, no es bueno ni malo por sí mismo; no es
conveniente llevarle la contraria, pero tampoco fomentarlo; sencillamente es
signo que el niño intenta hacer frente a algo y demuestra que el niño en
cuestión tiene una gran imaginación.
En unos días, y a medida que María iba haciendo nuevas
amiguitas en el cole nuevo, Flora iba desvaneciéndose. Ahora tan sólo permanece
en el nombre de María: Algunas veces dice que se llama María Flora o María
Flor; (Si varias personas de su entorno tienen un nombre compuesto: ¿por qué ella no?).
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