sábado, 13 de octubre de 2012

Retomar el curso

Hola.
Ha pasado el verano, he conseguido llevar a cabo algunos de mis planes: lecturas atrasadas,  aprovechar la buena temperatura para hacer más actividades de ocio con la "family"...  y, como no, parar un momento y fijar prioridades.
Me gustaría hacer muchas cosas: retomar el francés, aprender idiomas nuevos, perfeccionar mis nociones de fotografía, reformular mi blog, pero como ya he dicho anteriormente, no hay demasiado tiempo libre...
Después de tres años trabajando en casa casi exclusivamente, he decidido volver a dar algunas clases fuera para romper con la monotonía del trabajo en casa; no muchas, porque de momento, la primera prioridad en mi lista sigue siendo mi hija. En este momento, ella es mi "alumna" más importante.

Intentaré quitar algo de tiempo para este blog, pero la verdad es que no voy a poder dedicarle el tiempo que me gustaría; no prometo, pues, grandes cosas... tan sólo compartir algunas de mis "historias".

Ha empezado el curso de los críos, y yo, como ellos,  y como tantas otros, retomo también el curso...



Os dejo un par de anécdotas de María, (3 años y medio), de este pasado verano:

Martes, 14 agosto 2012
Yo estaba limpiando en la cocina. Ya sabéis: esas tareas inacabables de las que siempre hay alguna en las casas. Mi hija al verme, se ofreció a ayudar. La dejé escoger lo que quería hacer y optó por limpiar el interior del tambor de la lavadora. Yo, aunque no me parecía en absoluto  necesario, por aquello de dejarla afirmar su independencia, la dejé...
Tengo claro que limpiar la casa no es una de mis tareas favoritas y María pareció llegar a esa conclusión rápidamente. Al día siguiente, dijo que limpiar era aburrido...

Viernes, 24 de agosto 2012
María cogió una pataleta porque la habíamos castigado sin dibujos animados. Cuando está de berrinche, procuramos ignorar su comportamiento: En ese momento, estábamos yo y ella solas en casa, por lo que fui a mi habitación, cerré la puerta,  y la dejé gritar. Vino detrás de mí y, como yo había cerrado la puerta, enfadada, se puso a pegar patadas en la misma. Yo hice un esfuerzo para contenerme y la dejé pegar patadas sin abrirle. Después de un rato golpeando, paró por un momento... Al poco tiempo volvió a empezar, pero el ruido era más fuerte esta vez... Abrí y vi que se había puesto una catiusca en el pie con el que daba patadas...
Simulé estar enfadada y le regañé, pero la verdad es que me hizo un poco de gracia en el fondo: Hay que tener un montón de paciencia con nuestra hija, pero está claro que no tiene un pelo de tonta...





2 comentarios:

  1. Para los que te leemos y seguimos... GRACIAS por tú regreso! a mi ya me tardabas!

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  2. Gracias, Sergio, encantador como siempre... Bienvenido a este nuevo "juego" que es el ser padres. Ahora ya podrás aportar tus propias experiencias... Besos para ti, tu niña grande y tu bebé.

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