Hace años durante mis vacaciones me gustaba hacer turismo cultural. No todos lo entendían: pasarse horas andando para ver monumentos, quitar fotos de "piedras" como me decía un ser querido, volver de las vacaciones sin bronceado...
Ahora que, como me dijo un australiano que conozco, he "sentado la cabeza" (los australianos llevan muy mal el asentarse), con unos añitos más, una niña y un marido, lo que quiero hacer es sencillamente, descansar y desconectar.
Este año he
repetido por primera vez, destino turístico, algo que siempre rechacé hacer. El
sitio lo merece: Playa Blanca, en Lanzarote. Fuimos hace dos años y nos gustó.
Estuve también en otras islas, pero de momento, ésta es mi favorita.
No voy a dar datos
reflejados en webs y guías turísticas. Tan sólo explicar por qué la recomiendo
y por qué no me importaría volver de nuevo.
Primera razón, es
una isla que posee una espectacular naturaleza, hay muchos espacios naturales y
geografía muy diferenciada: acantilados, volcanes, macizos montañosos, playas,
(destacaría Charco de los Clicos y acantilados)... Segunda razón, está
menos masificada que otras: Al llegar hace dos años, lo primero que me llamó la
atención fue ver que las casas eran blancas, relativamente pequeñas y que no se
veían edificios altos. En otras palabras, se ha construido de forma horizontal
en sitio de hacerlo en sentido vertical. Incluso en las zonas más turísticas,
los hoteles grandes se "esparcen a lo ancho" en sitio de crecer hacia lo
alto. Al estar la isla menos masificada, es más tranquila y, en general, los hoteles están mejor acondicionados que en otros destinos más populares. Para los que tenemos niños, hay algunos muy buenos hoteles para familias, que ofrecen actividades para pequeños y grandes.
La mejor zona para
alojarse es Playa Blanca, menos ventosa que otras, estupendamente cuidada y
con mucha oferta de actividades, (diferentes trayectos en barco, clases de
submarinismo, posibilidad de practicar snorkel o vela, alquiler de bicis...). Por cierto, lo más
económico es contratar directamente con las compañías que organizan las
actividades.
Hay un paseo
marítimo todo a lo largo de la costa muy cuidado y con hermosas vistas:
empieza (o acaba, según se mire) en la Playa de las Coloradas; atraviesa
un precioso puerto deportivo en que hay asimismo un centro comercial (de nuevo,
no se trata de un gran edificio, sino de una zona comercial
"esparcida" por una amplia área); continúa pasando por
delante de varias pequeñas playas; deja atrás el centro del pueblo de Playa
Blanca y sigue bordeando pequeñas calas (algunas rocosas), hasta llegar al otro
extremo, Montaña Roja. Los hoteles de categoría superior están cercanos al
paseo marítimo, los de categoría inferior están un poco más alejados,
(aviso: la zona en que están éstos últimos está algo peor mantenida).
Algo que me
maravilla son los contrastes. Un día fuimos a la primera de las playas del
Papagayo: la arena era muy suave y blanca; al día siguiente nos quedamos en la
Playa de las Coloradas: la arena era volcánica y negra, al igual que las
piedras.
El clima es subdesértico,
con lo que abundan los cactus de gran tamaño y formas variadas. Personalmente,
me encantó la forma en que el blanco de las casas "choca" con el color oscuro
de la arena y de la tierra, con el verde de los cactus y el vivo colorido de
las flores a lo largo del paseo.
Como me resulta
imposible hacer una selección pequeña de fotos de todo lo visto, limito mi
selección de fotos a Playa Blanca: Por sí sola, esta zona merece una estancia
de varios días. Las fotos están ordenadas escogiendo una playa de la Reserva
Natural del Papagayo como punto de partida, para a continuación tomar el paseo marítimo que empieza en
la Playa de las Coloradas y va en sentido contrario hasta Montaña Roja.